Aprender sobre Inteligencia Emocional siempre viene bien, aunque en ocasiones ese aprendizaje pasa por conocernos a nosotros mismos para así poder enseñarlo a nuestro alumnado. Eso es lo bonito del proceso de enseñanza-aprendizaje: aprendemos y después lo enseñamos.
Durante este curso sobre Inteligencia Emocional, hemos aprendido a regular nuestras emociones, a entender que realmente todo está en nuestro interior, que la vida no son dos opciones (blanco o negro, feliz o triste) sino que todo vale en el momento en el que creamos conveniente, puesto que nuestras decisiones no dependen de los demás, sino de nosotros mismos.
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